Calasparra y la esperanza: historia y leyenda

Como ocurre en cualquier lugar sagrado, el santuario de nuestra señora de la Esperanza tiene una parte de leyenda y otra de historia, la primera extendida entre los devotos, con sus variaciones y sus incongruencias; la segunda, por desgracia, poco conocida y muy manipulada y tergiversada torticeramente.Intentando poner un poco de orden en el caso, invitado por la Mayordomía, quiero dejar en este portal una pequeña reseña, fruto de mi trabajo y mi amor por esta tierra, que es mi segunda patria chica, y mi devoción por la Señora, que heredé de mis mayores. Más de tres décadas de trabajo en el rico Archivo Municipal, me han proporcionado muchos datos de nuestra historia, entre ellos, los referidos al santuario y su evolución. Veamos, pues, el camino recorrido por esta institución:

Marcial García García, correspondiente de la Real Academia Alfonso X el Sabio.

Como ocurre en cualquier lugar sagrado, el santuario de nuestra señora de la Esperanza tiene una parte de leyenda y otra de historia, la primera extendida entre los devotos, con sus variaciones y sus incongruencias; la segunda, por desgracia, poco conocida y muy manipulada y tergiversada torticeramente.

Intentando poner un poco de orden en el caso, invitado por la Mayordomía, quiero dejar en este portal una pequeña reseña, fruto de mi trabajo y mi amor por esta tierra, que es mi segunda patria chica, y mi devoción por la Señora, que heredé de mis mayores. Más de tres décadas de trabajo en el rico Archivo Municipal, me han proporcionado muchos datos de nuestra historia, entre ellos, los referidos al santuario y su evolución. Veamos, pues, el camino recorrido por esta institución.

 

Leyenda.-A partir del concilio de Trento, las devociones se multiplican y difunden. Unas, con publicaciones de sus milagros y hechos relevantes, otras, con el trajinar de sus limosneros, que recorrían las tierras con sus bacines de demanda, sus gozos, romances y sus estampas de devoción, que cantaban las excelencias de cada santuario o advocación.

En este largo proceso la leyenda ganaba a la historia, copiando tópicos, repitiendo aparecimientos y circunstancias. Hay todo un legendario, con sus romances, con sus estampas, con sus milagros.

En el caso que nos ocupa hay dos tipos de documentos que nos ilustran: dos libros y unos gozos.

El primer libro, “Pensil del Ave María”, obra del padre Córcoles, prebendado de la catedral de Murcia, es de 1730, aunque a mí me llegó en una traslación manuscrita del XIX, que conserva el Archivo Municipal de Murcia. En él, el bueno de don José da repaso a las tradiciones que le informaron en el pueblo. Dice que es tradición antigua que la Virgen se apareció a un penitente que hacía allí vida eremítica en la cueva, y le pidió que le edificaran una ermita con la advocación de la Esperanza. Aprovecha la ocasión para dar una versión disparatada de la etimología de la villa y para describir el estado de la cueva y sus dependencias. Lo que sí deja muy claro es la existencia de una sola imagen y la devoción que ha ganado en la comarca, de donde acuden muchos peregrinos que dejan sus exvotos. Dice así:

“…la manifiestan y dan testimonio de esta verdad las presentallas que penden de las paredes de la hermita. Alli se ven cabezas, piernas, brazos, y otras hechuras de cera, señales que nos aseguran que esta divina Señora es el alivio de todo genero de enfermedades”.

*Presentalla, nombre medieval del exvoto.

El otro, casi coetáneo, “Descripción Corográfica”, es obra del cronista franciscano fray Pablo Ortega, que solía informarse personalmente de sus datos, por lo tanto, bastante fiable. Habla con exactitud de medidas de la cueva; hace apreciaciones de la abundancia de peregrinos de todo el arco geográfico y del marco local que está viendo, resaltando la maravilla de la naturaleza. Sigue hablando de una sola imagen y actúa como historiador profesional, calificando como no auténticas las distintas leyendas sobre la aparición:

“…como he dicho, tiene el título  de la Esperanza, solo hay que decir de su aparecimiento y circunstancias que no hay cosa auténtica, y como se funda en tradiciones, son estas tan varias, que no se puede sentar el pie con seguridad, como singularmente experimentamos en sucesos de esta esfera”.

Lo que sí ratifica es el calificativo de milagrosa a la imagen y reseñar la impresionante afluencia de peregrinos de todos los contornos y sus exvotos.

En cuanto a los gozos, de trata de un pliego con unas composiciones que se cantaban, sobre todo en la Corona de Aragón, a los santos, cristos o vírgenes de devoción particular, con una parte cantada y otra rezada, incluidas preces en latín.

En el caso que nos ocupa, lleva una orla grabada, así como la más antigua representación de la imagen, solo la original de vestir, acompañada de dos ramilletes grabados.

En la parte cantada cuenta una de las leyendas más conocidas: la del colmenero y la promesa de la cera. Fue impreso por la casa Belda, de Murcia, especialista en todos los temas devocionales, y publicado en fotografía en la monografía dedicada al santuario en 1996.

De las publicaciones posteriores hay que señalar que prima lo legendario, dando bulos como que la imagen pequeña era una virgen de arzón o disparates similares.

Solo los libros que se han publicado recientemente, acuden a las fuentes documentales, usándolas aún con cierto miedo a enfrentarse a la tradición devota. De todos ellos, damos bibliografía al final.

Historia.- Calasparra, como cualquier población del arco Mediterráneo, goza de un amplísimo panorama histórico, tanto por las fuentes históricas y documentales, como por los abundantísimos yacimientos arqueológicos.

El escenario donde su ubica el santuario tiene todos los elementos para gozar de esta antigüedad, y en ella hunde sus orígenes.

Ya el padre Ortega habla de su antigüedad, fijándose en los humos y negruras de techos y paredes, que él asocia a tiempos antes del diluvio bíblico.

El visitante que tenga un cierto conocimiento de Historia, se llevará la impresión de que este rincón privilegiado ha sido lugar de asentamiento humano desde antiguo.

Justo frente al santuario, sobre un cerro amesetado de la margen izquierda, hay un importante asentamiento hispano romano, edificado sobre cimientos más antiguos. Conociendo la vida religiosa de dicho periodo, no es ningún disparate aventurar que las cuevas del otro lado fueron su lugar sacro, asociado a alguna ninfa del agua y de la salud.

Lo que sí es cierto y documentado es que el lugar, en la Edad Media, se llamaba La Fuensanta, la fuente santa que mana casi “gota a gota”, en feliz expresión de don Enrique Rius, el maestro poeta, y que recibía algún tipo de veneración. Precisamente por eso, las autoridades sanjuanistas –señores del terrazgo, en lo temporal y espiritual- prohibieron a los pastores la estancia en dicha cueva de La Fuensanta, en tiempos del comendador frey Juan Jufre de Loaysa, a fines del XVI.

Una autoridad sanjuanista sería el fundador de la ermita. No conocemos la fecha exacta, pero si tenemos la pinza que la fija: junio de 1602 y abril de 1609, llegada y muerte del protagonista: frey Alonso Benítez de Munera.

La referencia de las fechas nos establecen, la primera, el momento de llegada a la villa de frey Alonso, como prior y vicario, procedente del mismo cargo de la villa mudéjar de Archena, enmarcada en la encomienda de Calasparra, cuyo comendador autorizó la permuta; y, la segunda, el primer documento (por ahora) en que se refleja la existencia de la ermita. Se trata del cuaderno oficia de visita a la encomienda, realizada por los visitadores de la Orden y que dice así:

-“-Visita de la Hermita de Nuestra Señora de la Fuensanta

-Este dicho dia (21-abr-1609) visitaron y bieron por uista de oxos la Hermita de Nuestra Señora de la Fuensanta, la qual fundo he hizo por devoción el Licenciado Benites de Munera, Prior y Bicario de esta Uilla, la qual esta con mucha deçençia y deuoçion. Y esta bien reparada”.

Esta pinza se ve acortada por el testamento de Elvira Pérez, que en 25-jul de 1608 le deja un real de limosna a la ermita, con nombre de Esperanza.

Recalco lo del nombre, porque en los primeros momentos hay diversidad de denominación, oscilando entre Fuensanta (por la fuente), de la O, de la Buena Esperanza o de la Expectación, todas las advocaciones que recibe la “Virgo Paritvra” que, a partir de 1617 se venerará en ella. Una imagen de vestir que muestra a la Señora esperando el parto, con las manos juntas (en el grabado de los gozos) o brazos abiertos, como terminaría prevaleciendo en las representaciones plásticas del XIX.

En  19-jul de 1617, Juana Sánchez, viuda del administrador del salero, natural de la villa, hace testamento para entrar en la Venerable Orden Tercera de los franciscanos. Reparte todo su enorme ajuar de objetos religiosos entre parroquial, ermitas y cofradías, donando a la ermita la que sería su imagen titular durante casi dos siglos, junto con su ajuar. Dice así:

“-Ytem, MANDO SE DE a la ermita de la Fuensanta vna ymajen que yo tengo de madera, de Nuestra Señora, rostro y manos de madera, con sus bestidos. La qual sirba en su altar mayor, de la adbocaçion de Nuestra Señora de la O, o de la Esperanza. Y de alli no se saque, para sienpre, en manera alguna, porques ansi mi boluntad.” (Mayúsculas y subrayado mío)

Como podemos observar, la advocación de la ermita aún es “Fuensanta”, mientras la advocación mariana dualiza en dos calificativos que vienen a ser la misma cosa: “La Virgen que ha de parir”.

 Ya tenemos los dos elementos fundamentales, pero, antes de seguir adelante, hay que hacer unas aclaraciones muy importantes:

a) Calasparra, desde 9-jun-1289 pertenece a la Orden de San Juan de Jerusalén, que tiene el señorío temporal y el espiritual, representado en su comendador. Esto quiere decir que las leyes de la Orden son las únicas aplicables. Por ello una ermita, aunque se levante por un particular, pasa inmediatamente a poder de la Orden, siendo el ayuntamiento el encargado de su patronazgo; del mismo modo es “nvllivs dioecesis”, no perteneciendo a ninguna diócesis, siendo exenta del obispado de Cartagena, que no tiene ninguna autoridad sobre ella hasta fines del XIX, cuando desaparece el poder de ella.

b) El concejo o ayuntamiento es el encargado de nombrar mayordomo, ermitaño, capellán y velar por sus necesidades materiales y económicas, encargado de llevar las cuentas, que habrán de presentar a los “Visitadores” de la Orden cada cuando hagan la preceptiva “Visita”.

c) Los Visitadores son los inspectores (un seglar y un eclesiástico, comendador y freire) que periódicamente visitan el termino, informando de todos los bienes y dependencias, de su estado, necesidades y administración. Sus informes, “Vistas de ojos”, son un material precioso e incontestable para conocer la historia. Referentes a imagen y ermita tenemos muchos y clarificadores.

d) Ermitaños y capellanes son los encargados inmediatos, nombrados por el concejo, velando por el culto y la difusión de la devoción mediante las demandas de limosnas y publicación de leyenda y milagros. Desde muy pronto, esta devoción se extiende por la comarca, el reino de Murcia y el arcedianato de Alcaraz.

Por último, antes de dejar una larga reseña histórica, hay que destacar que el hecho de utilizar una cueva como soporte y protección, es una vieja herencia de las antiguas religiones y una garantía para la mejor conservación de los edificios de culto, iglesia, y servicio: casa de ermitaño y albergues para peregrinos y sus cabalgaduras.

Veamos ahora una larga reseña cronológica, con una ligera glosa, para que el devoto y el amante de la historia puedan llevarse un panorama completo de la devoción a la Señora, todo ello respaldado por documentos auténticos de los protocolos, libros capitulares, visitas y apeos de la villa.

RESEÑA

1602-1607, fundación de la ermita en la cueva de la Fuensanta por el prior, frey Alonso Benítez de Munera, natural de Albacete, y cura sanjuanista.

-Antes de 1608, ya está la ermita, acabada o en parte, según el testamento de Elvira Pérez.

1614-ago-24.- En el testamento de Isabel del Campo, aún no está clara la advocación:

“Yten mando se de a La Fuensanta, ques de la advocación de Nuestra Señora de Buena Esperanza, vn real y se pague de mis bienes”.

1616, el concejo abona al vicario:

por las misas de la fiesta de San Pantaleon y Esperanza. El primero, fue patrón, por breve tiempo, antes de los Santos, en la comendaduría de Jufre de Loaysa.

1617.- Donación de la imagen titular por la terciaria Juana Sánchez.

1618-mar-3.- En el testamento de Francisco de Moya, también hay dualidad:

“…y a Nuestra Señora de la Fuensanta, ques de la Esperanza, ocho reales para ayuda a çelebrar su fiesta y se pague de mis bienes”.

1626-dic-19.- El mayordomo de propios del concejo hace este apunte, en que se ve la obligación de la fiesta por  el concejo y la doble titulación:

“…mandamos a Hernando Marco, nuestro Mayordomo de Propios y Rentas del, que de los maravedis de su cargo y dichos propios, de y pague a Joan del Campo Marin, vecino desta Villa y Mayordomo de la festividad de Nuestra Señora de la Fuensanta, con titulo de la Esperanza, que esta Uilla acostumbra çelebrar, con procesion, misa y sermón, de algunos años a esta parte, ochenta reales que este Ayuntamiento le libra por limosna, para ayuda a la dicha celebración y paga, de la que se a de dar por la proçesion, misa y sermón y las demas cosas ocurrentes a la dicha festividad”.

1628, en las cuentas del ayuntamiento de este año, se reconoce un pago por el concejo de 83 reales, por los gastos de la fiesta en la “ermita de la Esperanza”.

1630, se pagaron 3.740 maravedíes, 100 reales, en la fiesta de la Esperanza, que paga el concejo.

1634, fueron 3.310 mr, 33 reales 12 maravedíes, de gasto en la comida a clérigos por dicha festividad de la Esperanza. En este mismo documento, nos encontramos que entre las preguntas de obligaciones al alcalde ordinario, Gaspar de Olivares, dice no haber faltado “ni a las festividades de los Santos Martires San Abdon y Senen ni la de San Miguel y Fuensanta”.

1643-mar-19, en los apeos de la encomienda aún guarda la doble apelación:

Y, ansi mesmo, las ermitas de san Miguel y la Fuensanta…”

1647, por un testamento, de Catalina Marín del Campo, deja para el ajuar:

“-Yten, mando se haga vn belo de tafetan azul para la Birgen de la Esperanza desta Uilla, de mis bienes.”

1673-ago-3, se documenta como ermitaño a Francisco García, que hace sus salidas por La Sierra santiaguista para limosnear y trapichear, según documenta un acuerdo y obligación por el préstamo de una burra, a la que matan los lobos, por un vecino de Moratalla.

1680, vemos en los autos de visita y mejora del comendador Muñoz de Figueroa, esta jugosa reseña del estado de la ermita:

Y, asi mismo, pasaron sus mercedes a la Hermita de Nuestra Señora de la Esperanza, la qual hallaron bien reparada y sin neçesidad de texado, por causa que es vna gruta con su fuente dentro, que el techo que cubre la misma, y estançia donde esta Nuestra Señora es vn peñasco muy grande. Y por ser asi, mandaron sus mercedes se ponga por dilixençia. Y lo firmaron. Frey Don Gabriel Noguerol. Frey Don Andres Xedler Lisson y Games. Ante mi, Pedro de Ortega, notario.”

1681-ene-21, en testamento de Isabel Pérez, se ordena:

 “-Quiero se haga a la Virgen de la Esperanza vn vestido de tafetán senzillo y se pague de mis vienes.”

1688-dic-12, en el testamento de Ana López se dice:

“-Mando se dé de limosna a Nuestra Señora de la Esperanza una camisa de lienzo delgado y dos belas pardas, porque las tengo ofreçidas”.

1704-abr-3, primer dato sobre una traída de la imagen para rogativas por lluvia, aunque se hicieran antes, como dice el documento. El concejo solicita al presidente del Supremo Consejo de Castilla permiso para pagar los gasto con propios concejiles. De esa solicitud es este fragmento:

Por el vera Vuestra Señoria que el asilo de estos moradores, en iguales necesidades, es recurrir à Dios por medio de su Divina Madre, Maria Santisima de la Esperanza, que se venera en su Cueva-Ermita, extramuros de esta Villa, trayendola en procesion general à esta Parroquial donde, por la mañana y tarde, concurre el pueblo à implorar su favor, haviendolo conseguido en otras iguales necesidades.”

1706, la Visita de este año es muy parca:

“-Luego pasaron sus mercedes al reconocimiento de la Hermita de Nuestra Señora de la Esperanza y se allo con mucha decencia, devajo de un gran peñasco en que hay una fuente…”

1707-oct-19, en el testamento del terciario Sebastián Guillén, se nos deja ver que la Virgen dispone de caudal propio y de un acopio de ganado, más o menos legal, pues cita al mayordomo, el cura licenciado Juan Martínez, al que se le ha entregado cierta cantidad, de una promesa, y otra, de la compra de un novillo. (En aquellos tiempos, sin bancos, no era infrecuente el tal caso de prestamista, como se tiene documentado)

1721-mat-22, en el testamento de Josefa Guillén, tenemos registrado el primer exvoto o presentalla, de los que hablan los que describen la ermita. Dice así la cláusula:

“-Declaro tengo hecha promesa de visitar a Nuestra Señora de la Esperanza, en su Hermita, y que en ella se zelebre vna misa rezada y se ponga vna forma de muger de zera; y, asi mismo, tengo hecha promesa de visitar al Santisimo Christo del Milagro, en su santa Hermita, yendo la mitad del camino a pie, y que se zelebre una misa rezada; y tambien, otra al Santisimo Cristo de los Martires= otra al Santo Aparezimiento y yr a su Santa Casa a pie descalzo. Mando se de la limosna que correspondiere para la zelebracion de dichas misas y forma de zera; y encargo y suplico al dicho mi marido cumpla por mi las dichas promesas”.

Las promesas, legados y donaciones, siempre en cantidades módicas, son en dinero, en especie o a cargo de los herederos, cuando es en un testamento. En este mismo año, tenemos documentada la manda de unos manteles, para que sirvan al altar, que deja Isabel de Luna, viuda de Alonso de Soria, a 16 de marzo:

-Mando se den de limosna a Nuestra Señora de la Esperanza vnos manteles grandes que yo tengo, para el adorno de su altar”.

1722-abr-7, nueva traída para rogativas:

…mediando su soberana proteccion, depregue a su preciosísimo Hijo, se digne mirar a este pueblo…

No debió de dar fruto, pues, en la sesión de 17 de junio, cuando se acuerda hacer frente a los gastos, dice:

“…para las nobenas que se hizieron a Maria Santisima de la Esperanza, Nuestra Señora, a fin de que interzediese con su preciosos Hijo para que tubiese a vien socorrer los campos con agua para la cosecha, en que a quatro años careze esta Uilla”.

1725, en la de este año se da noticia del comienzo de obras:

“…asi mismo, pasaron sus mercedes a la Hermita de Nuestra Señora de la Esperanza, la que se allo vien reparada y adelantandose en ella obra nueba y no tiene necesidad de retejarse, por estar debajo de vn eminente peñasco.”

Para estas obras iba esta manda del cura Gregorio Guillén Palacios de 29-dic-1724:

“-Declaro tengo ofrecido dar de limosna a Nuestra Señora de la Esperanza el importe de vna semana de obra a los que ha ella asistieren por su trauajo; y lo demas ha de ser por quenta del Maiordomo, que son los materiales. Mando se cumpla.”

En 29 de agosto de este año encontramos el testamento de uno de sus ermitaños, José Tamarín, soltero, natural de Alcantarilla.

1730, en la parte dedicada a nuestra devoción por el padre Córcoles, en su “Pensil del Ave María”, se habla de una sola imagen, sin hacer alusión alguna a la que, a fines del mismo siglo se dice aparecida. Lo que sí resalta, como prueba de sus milagros, es la gran cantidad de exvotos o presentallas, que aparecen:

Bien la manifiestan y dan testimonio de esta verdad las presentallas que penden de las paredes de la hermita. Alli se ven cabezas, piernas, brazos, y otras hechuras de cera, señales que nos aseguran que esta divina Señora es el alivio de todo genero de

enfermedades.”

1736, dice así el texto de la Visita a ella referida:

“… y, asi mismo, pasaron sus señorias â la Hermita de Nuestra Señora de la Esperanza, la que reconozieron y vieron estar con muchos aumentos de ôbra, pilon y ôrnamentos, y no nezesitar de reparo alguno por ser la Hermita y toda la viuienda de ella vna gruta.”

1742, siguen las obras, que reciben esta cuantiosa donación del cura Manuel Moya-Campos y Amorós, en su testamento de 9 de marzo:

“-Declaro debo a Nuestra Señora de la Esperanza, zinquenta pesos de a quince reales, que ofreci para la obra de su Hermita; mando se den para dicho efecto.”

(Aclaramos, para consideración del lector, que estos 750 reales de la época era el salario de todo un año de trabajo de un jornalero, casi, pues el salario medio eran dos reales diarios)

1746-may-14, este es el primer año en que encontramos el calificativo de patrona. Dice así el texto del acuerdo municipal:

“-Habiendose determinado por esta Villa, Señor Vicario eclesiastico y su clero el que se trajese por rogatiua de agua a Maria Santisima de la Esperanza, nuestra Santa Patrona desta uilla, y, â este fin, nombrado por Comisario a su merced el señor Don Joseph Marin Garay, para la limosna que se recoxiese del vezindario hostiatim, para la zera y culto de Su Magestad durante el tiempo que se mantubiese en esta Parrochial. Y, con efecto, habiendose traido a ella y mantenido quinze dias, los nuebe de rogatiua y los seis de grazias por el venefizio que reziuio este Pueblo del agua, mediante su sagrada ynterzesion. Y habiendo restituido a su Hermita, a manifestado dicho señor Don Joseph Marin Garay, que despues de todo el gasto que en dichos dias se a ofrezido para el culto de Su Magestad, quedan todauia en su poder veinte y siete libras de zera, yncluiendo quatro libras que deben, quatro Diego Moreno Hurtado y dos Alonso de Soria.

Lo qual, visto y entendido por esta Uilla, se acordo:

-Que la dicha zera se mantubiese en dicho poder ynterin se impone con toda seguridad el arca que esta Uilla tiene en su Sala Capitular a donde fecha, por dicho señor hara se ponga con la referida zera que se esta debiendo; y perziua su llaue para que no se estraiga a otros fines que el de el culto de Su Magestad, Maria Santisima de la Esperanza.”

En este mismo año, a 4 de enero, hace su testamento el ermitaño Francisco Álvarez Osorio, un moratallero de familia hidalga, ex-mercedario, de vida novelesca. Dice así respecto a su tiempo de ermitaño:

“…ansioso de recogerme a la vida spiritual (después de la expulsión de la Merced calzada), en el modo que halle mas posible, me constitui hermitaño de dicho Santuario y Hermita de la Reyna de los Cielos, Maria Santisima de la Esperanza, a que fui admitido de orden y lizenzia del Señor Prior de la Parroquial de esta Villa, ynterviniendo para ello los medios y diligencias del Capellan de dicha Hermita, que lo es Don Joseph Thorrente Bueno, en cuio estado me hallo actualmente con dicho hauito de hermitaño. Y asi lo declaro para que conste”.

1748-feb-11, testa el ermitaño Francisco de Moya Amorós, viudo de Josefa García Montañés, que nos da jugosas noticias sobre su oficio y sus enfrentamientos con el prior y, el por primera vez nombrado, ermitaño mayor, el alicantino Isidoro Pumares.

1749, 18 abril, se trae para rogativas por agua.

1750, este año visita la ermita fray Pablo de Ortega, para incluir el apartado oportuno de su prevista “Descripción Corográfica”. En su puntual narrativa nos habla de una sola imagen, al tratarla en singular, como hasta aquí han hecho todos los documentos.

En la sesión de 3 de abril, se acuerda traerla el 5 para rogativas.

1752, en este año aparece en los apeos, firmado por el prior Carreño, esta interesante diligencia:

Dilixencia.-

Hermita de Nuestra Señora de la Esperanza.- Doi fee que oy, que se cuentan siete de Henero de mill setecientos cinquenta y dos, siendo a ora de las ocho de la mañana de el, con poca diferencia, salio su merzed de esta Villa, en asistencia de dicho perito, y de la de mi, dicho notario, para la Hermita de Nuestra Señora de la Esperanza, distante de esta Villa media legua, y existente en el Termino de ella, donde, hauiendo llegado, asi mismo se reconocio, como los quartos de su Hospederia y demas adiacentes a ella, en que expreso dicho perito, no solo no haber necesidad de reparo alguno, sino es que se hallaban sus obras muy adelantadas y mejoradas, respecto a lo que antes hauian sido; y, ademas, se hallaron muchas prebenciones para mayores adelantos de dicha Hermita, los abitadores de ella y combeniencia para los fieles devotos que ban a visitar el Santuario de dicha Souerana Ymagen, con lo que se concluyo esta diligencia, que firmo su merzed con dicho perito, de todo lo qual, doi fee.”

Hay que resaltar que se sigue hablando de imagen única.

En ese mismo año, en el primer testamento del capellán, Matías Fernández Velarde, se habla de estar encargado un trono. Dice así:

“-Declaro que en quenta del trono que se ha de hazer para la Ymagen de Nuestra Señora de la Esperanza, tengo entregado a el maestro que reside en la Villa de Carauaca cinquenta reales, de que me dexo reziuo, que para en mi poder. Declarolo para que conste.”

También se habla de un nuevo vestido:

“-Declaro entregue a el Hermano Francisco Fernandez, donado de Nuestro Padre San Francisco, conuentual en el Conuento de la Villa de Tobarra, vn vestido propio de dicha Ymagen de Nuestra Señora de la Esperanza, para que, a la medida de el, se cortase otro que, para dicha Ymagen tenia ofrezido vna señora de dicha Villa de Tobarra y hasta ahora no lo ha debuelto, ni tampoco vna seruilleta, mia propia, en que lleuo embuelto dicho vestido.”

Así se nombra al ermitaño, hermano Martín de Moya.

1755, a 5 de abril, llamándola “nuestra Patrona”, se acuerda traerla para rogativas el día siguiente.

1756, a 10 de enero, se acuerda traerla, para lo mismo el 16.

1758-nov-28, en el testamento conjunto de don Pedro Palacios Ayala y su mujer, doña Juana de Moya, dueños de Royo Palacios (Moratalla), dejan estas mandas:

 “-Declaramos tenemos ofrezidas seis misas rezadas a Nuestra Señora de la Esperanza, y un par de mulas de zera, de peso de una libra; queremos se cumpla, como tambien a los Santos Martires, San Abdon y Senen, lo que pesare de trigo yo, la dicha Doña Juana; y, caso que no haga efecto, quiero se entregue fanega y media para el culto de su Hermita; y asi lo declaramos, para que conste”.

Ese mismo año, el 11 de febrero, se acuerda traerla para el día siguiente.

1759, a 23 de febrero, se acuerda traerla el primer domingo de Cuaresma, 4 de marzo.

1760, hay dos traídas; la primera, 2 de marzo, volviéndose el 9; y, la segunda, 11 de octubre, con acuerdo de devolverla el 19, impetrando lluvias para la siembra.

1764-ene-13, nos encontramos el último testamento del capellán Fernández Velarde, que no deja ninguna manda material, pero sí estas otras, que creo interesantes para esta pequeña historia:,

“-Yten, quiero y es mi voluntad que estando en parage mis huesos, se trasladen a la Hermita de Nuestra Señora de la Esperanza, extramuros de esta Villa, de donde al presente soi Capellan y se entierren en ella, en la peana de su altar, asitiendo la Cruz…”

“-Declaro soi Capellan de la Hermita ya referida y, como tal, tengo libro de quenta y razon, y otros quadernos, asi de lo que voi perziuiendo por medio de los hermanos, como de las limosnas que dan los devotos; y tambien los gastos de obras y manutenzion de dichos Hermanos; quiero se este y pase por lo que de el conste.-

-Declaro que las misas que estan a mi cargo constan de un papel de asiento que para en mi poder; y las que se allan cruzadas en el, son las que tengo zelebradas y las demas, por zelebrar. Y asi lo declaro para que conste”.

1767, en la sesión de 3 de abril, se acuerda traerla el domingo, día 5.

1770, en la sesión de 24 de marzo, se acuerda traerla al día siguiente, fiesta de la Encarnación.

1771, en el informe que realiza el vicario Carreño. Es muy interesante, porque es la primera vez que se alude a la presencia de dos imágenes, y describe espacio y ajuar. Por todo ello, a pesar de su extensión, considero imprescindible incluirla en este resumen histórico:

“Ermita de Nuestra Señora de la Esperanza

-Primeramente, treinta y seis cuadros, medianos y pequeños, en los que se incluie uno de la Divina Pastora, nuevo, y otro de Nuestra Señora.-

-Diez candeleros de madera, torneados, y otros diez de azofar.-

-Seis ramilleteros pequeños y quatro grandes.-

-Dos sacras, dos ebangelios, un lavabo, dos aras, una cruz de Jerusalem, otra lo mismo y tres de madera.-

-Dos pares de manteles de altar delgados con encajes y dos palias, lienzo delgado, tambien con encajes.-

-Quatro candeleros grandes de madera torneados para achas, vn pilon grande donde cae el agua de la fuente, otro mas mediano, prevenido para el mismo efecto y vn confesonario viejo.-

-Vn Niño Dios con vn gaban de tapiceria vlanca y verde y una banda de tafetan encarnado, dos cascabeles de plata, vna camisa de gasa, vn serení encarnado, con encajes finos dicha camisa; vna peana dorada donde esta el Niño y tres potencias de plata, cada una con tres espinas.-

-Vn velo de tafetán encarnado en el altar del referido Niño.-

-Vna cenefa de raso berde, dos misales viejos y dos atriles y vna campanilla de vronce para aiudar a misa.-

-Vn par de vinageras de bidrio y dos frontales, uno de raso berde y otro pintado.-

-Diferentes cañas llenas de milagros de cera, con quatro cañones de escopeta rebentados.-

-Un esterado de esparto para la yglesia, de varandillas adentro.-

-La Ymagen de la Señora de la Esperanza, con su corona de plata, vestida de morado al presente, con manto y basquiña de princesa, puesta en el camarin, sobre trono de talla plateado y dado de colores, con quatro angeles con candeleros en las manos, los dos de ellos, para tener luces, y en el bueco que tiene el trono la Ymagen aparecida con dicha advocación, con la vidriera de cristal, con puerta y llave.-

-Vn arca de pino en la sacristía con dos cerraduras y llaves.-

-Dos velos listados, el vno de tafetán y el otro de raso, con sus cenefas correspondientes; otros dos de tafetán encarnado, el vno con encajes de seda y vna cenefa de raso morado.-

-Cinco pares de manteles de altar, los dos de lino y los otros delgados, todos con encajes.-

-Trece palias lienzo delgado con encajes, quatro camisas delgadas de dicha Sagrada Ymagen; vna delantera con red con puntas; vn lienzo delgado con encajes que servia en vna grada del nicho y altar, y vnos pedazos de damasco vlanco viejos.-

-Vn paño de raso berde con liston azul alrededor; tres pedazos de encajes y vn par de buelos finos con encages.-

-Veinte y dos relicarios de monjas grandes y pequeños; vn par de ligas; tres colonias de raso de diferentes colores, dos relicarios de monjas medianos; vn serení encarnado y vna abuja de plata de pelo.-

-Vn par de evillas de plata pequeñas; vna cruz mediana de plata, con Christo y Concepcion; dos cruces de plata pequeñas; vna gargantilla de perlas, dos braceletas de ambar y dos rosarios de lo mismo.-

-Vnos ojos de plata de martillo; siete relicarios de plata grandes y otros cinco relicarios, y, en ellos, vno de la Soledad, engastado en bronce, y los otros cuatro de filigrana.-

-Diez lazos de colonia de diferentes colores; cinco tavaques y vn canastillo mediano; cinco gradas de lienzo pintado; quatro pedazos de arambre, llenos de flores, y vna cadena de bronce.-

-Tres casullas de raso encarnado y vna de damasco blanco, con estolas y manipulos correspondientes; dos cingulos, vno de cinta de raso con estremos de ilo de plata, y otro de seda torcida encarnado.-

-Dos alvas delgadas con encajes; quatro volsas de corporales: dos encarnadas de raso, vna de damasco blanco y la otra verde.-

-Tres pares de corporales y vna oja con encajes y tres cubrecalices, dos encarnados y otro de damasco vlanco.-

-Vn caliz de plata con patena, sobredorados por dentro, y dos cucharillas de plata de echar agua en el caliz.-

-Vn vestido verde con franja de oro forrado en tafetan encarnado, y otro vestido de espolín encarnado, forrado en tafetan celeste; otro vestido de presiana encarnado con flores blancas, forrado en tafetan berde; otro de color anteado, guarnecido de puntilla y franja de plata, forrado en tafetan berde; otro de raso azul, forrado en tafetan y oblandilla encarnado; y otro de tafetan azul, con puntilla de plata el manto.-

-Vna mantillita de raso encarnado, forrada en tafetan azul; dos mangotes pequeños de espolin verde; vn belo viejo de tafetan azul; vn relicario de agnus y dos lazos de serení encarnados.-

-Dos amitos, el vno labrado por los estremos, con puntilla, y el otro llano, con sus cintas; dos purificadores delgados; quatro pañicos de vinageras con encajes y quatro hijuelas, tres de lienzo y una de monjas.-

-Tres toallas para limpiar las manos; dos pares de manteles y vn cajon para los vestuarios con dos divisiones y dos cerraduras con llaves.-

-Vna cruz de madera, embutidas en ella algunas reliquias; otra de yerro; dos ramilletes viejos y una zafa para lavar las manos.-

-Dos mesas de pino medianas y la vna con cajon; otra pequeña; cinco grandes; seis vancos largos de pino; diez sillas, asiento de sogas; ocho candiles; tres asadores, tres sartenes; vnas tenazas, vna almarada; vna tarima de madera con gradas donde se pone Nuestra Señora y vna bedriera pequeña, puesta en su marco, a escepcion de dos que ai en el camarin.-

-Vna media fanega errada y vn medio celemin; dos pares de trevedes; vna rasera, vn jarro de tener vino y dos cantaros de tener agua.-

-Vna tinaja mediana; trece ollas de barro; doce orzas pequeñas; vna tinaja pequeña, vn lebrillo pequeño, once coberteras, pequeñas y grandes; quatro docenas y media de cucharas y cucharón de pino; cinco cantaros de tener aceite y dos alcuzones; vna calavaza de tener vino, enredada, y vn cedazo.-

-Quatro cazuelas grandes y ocho capazos, grandes y pequeños; tres alcuzas y vn mortero con su mano de madera; dos, digo tres orones, vna grande y dos pequeños; vn azadón, vna acha y vn corbillon.-

-Dos ymagenes de Nuestra Señora que llevan los hermanos para pedir.

-Vn embudo y alcanzador de oja de lata,  un pellejo de tener vino, vn cocio de barro pequeño y diez docenas de todo vidriado.-

-Dos burras para serbicio de la Hermita con sus aparejos.-

-Dos pares de aguaderas, vn martillo pequeño, vn crucifijo.-

-Vna lampara de plata y otra de azofar; vna pala de era, vna bara de medir y vna cama de madera encordada y dos serones.-

-Nuebe relicarios de plata y en ellos dos de porcelana y otro de bronce, todos con lazos de diferentes colores; dos pares de ligas, vnas azules, que sirben de lazos, y otras encarnadas; vna cinta grande berde.-

-Dos camisas delgadas; vn relicario que tiene vna cruz como pectoral, vna porcelana, vnos buelos con encajes, en los que tiene dos relicarios de plata pequeños.-

-Vn rosario de coral, engastado en plata y las cuentas embutidas en filigrana, con tres medallas de filigrana y vna cruz de plata.-

-Dos cintillos de oro, el vno con cinco piedras y el otro con tres; vna colonia de raso con vorlas en los estremos, que lleva la Señora sobre la caveza; vnas andas para la Señora con su tornillo.-

-Vna joia pequeña engastada en plata, vn rosario ennacarao, dos braceletas de ambar; dos cortinas de tafetan encarnado; vn relicario con engaste de plata; vna cruz de San Juan que, al parecer, es de oro y vn rosario de ambar.-

-Vn frontal de pintura, vn perigallo para la zafa, vn cintillo de oro de tres piedras, vn rosario pequeño; vara y media de tafetan azul para vn velo y puntilla de plata para guarnecerlo y vn llavero de plata.-

-Vna cruz pequeña de plata, dos ilos de ambares, vn guardapies de damasco con franja; vna cruz mediana de plata y vna oja de corporal.-

-Vna alfombra en el altar de la Señora y otra en el altar del Niño; vnos ambares y vna caldereta de cobre con vna cadenilla.-

-Vn vestido de princesa encarnado y blanco, vn frontal pintado, vn misal nuevo y vnos candeleros de metal.-

-Vna palia, vn paño de tafetan encarnado con puntilla de plata para caliz, vn belo de greseta encarnada, vn belo de damasco azul con puntilla de plata, vn belo de tafetan encarnado con franja de seda; vna joya engastada en plata; vn paño delgado de dos varas con encajes; vn corazon de plata y vn bestido de la Señora de tapiceria.-

-Vara y media de damasco encarnado; vna cruz de plata, vn belo de tafetan encarnado, vn alba lienzo delgado y vna vara de tafetán encarnado.-

-Vn frontal y frontalera dorado y el retablo del altar de la Señora con espejos, de talla nuebamente construido; y el adorno del altar del Niño, tambien de talla dorado, y vna abuja de plata de pelo y vna cruz de plata sobredorada con piedras, de las que vsan las mujeres en el cuello, como tambien una casulla, estola y manipulo de tela de seda con onda.”

Como hemos visto, el ajuar se ha multiplicado y se han hecho obras, que antes se insinuaron, como el trono, que se empleaba en los traslados, y la imagen de vestir del Niño, que ocupa altar aparte.

Pero, por encima de todo, resalta el que se haya incorporado la imagen pequeña, llamada con énfasis APARECIDA, que va en un nicho del tal trono, con su puerta de llave y vidriera.

A falta de documentación que lo demuestre incontestablemente, este cronista tiene una hipótesis, muy fundada en documentación varia, que tal imagen no es otra que la Limpia Concepción, regalo de Gregorio de la Torre, el cantarero ubetense, que fundó una ermita a esta advocación. Tanto por el encargo de unas andas a dicha advocación como otros datos, que ahora sería prolijo referir y comentar, queda muy claro que la imagen era pequeña, por lo que en las andas iba un capitelón o peana alta, lo mismo que ocurría en el antiguo retablo, para que dicha imagen fuese más visible; también lo avalan el que dicha imagen es una Inmaculada, por su tipología iconográfica. Los vaivenes de dicha ermita, con su constitución en convento de la Merced descalza, 1625, su extinción y reposición, imagen y ajuar sufrió varios vaivenes, perdiéndose de la memoria, hasta tal punto que, durante la segunda etapa del convento ni aparece en la documentación. La labor del vicario Carreño y la proliferación de nuevas leyendas sobre el aparecimiento, la haría salir de la sacristía o los desvanes de San Pedro para incorporarla al culto de la ermita de la Esperanza, en el nombrado hueco del trono. La tipología de la imagen, repito, y el que aparezca el collar de aljófar que llevaba dicha Limpia Concepción, así como una cruz que se cita en la misma descripción, posible cruz mayor de la ermita de la Limpia Concepción, cuya imagen lleva al reverso, así me lo hace pensar.

1773, en la sesión de 2 de febrero, se acuerda traerla para el domingo 7.

1775, en la sesión de 1 de mayo, se acuerda traerla para el día 3.

1776, en la sesión de 12 de marzo, se dice se trajo a la Virgen el 10 y que comenzó a llover a las 24 horas, acordando se celebren misas de acción de gracias los ocho días restantes, acordando el regreso para el 19, festividad de san José.

1778, en la sesión de 4 de diciembre se acuerda traerla para san Nicolás, día 6, para impetrar la lluvia que permita la siembra de cereales.

1779, en un nuevo informe del vicario Carreño, ya la nueva imagen gana en protagonismo (lo que refuerza mi hipótesis) sobre la titular de vestir. Vean ustedes:

“…con su Camarin, en el qual esta la Ymagen sobre un trono de talla, plateada y dado de colores, con quatro angeles con candeleros en las manos, y, en el centro de dicho trono, hay un nicho donde se venera la Ymagen Aparecida, con cristal, puerta, cerradura y llave. Y la otra Ymagen tiene corona de plata.”

En la descripción que sigue, se dice que se ha hecho un retablo para poner una imagen de la Virgen Niña, devoción muy dieciochesca:

Se previene que el Retablo de Maria Niña se ha dorado en tiempo de el Señor Baylio Comendador actual y se ha compuesto todo el Camarin.”

En este año, en la sesión de 16 de mayo, se acuerda traerla para el día siguiente.

1784, en la sesión de 23 de abril se habla de calor y sequedad extrema, acordándose la traída para el domingo 25.

1786-abr-27, en la nueva llegada para rogativas por agua, queda claro que ya se ha incorporado la imagen pequeña, pues se habla en plural de ellas:

“…para conseguir el beneficio de la llubia, en la forma acostumbrada, a Maria santisima, con el titulo de la Esperanza, trayendo en procesion sus sagradas ymagenes…”

1790, en la Visita de este año, la descripción queda reducida a una simple diligencia:

Otra: de la Hermita de Nuestra Señora de la Esperanza

Siendo como las dos oras y media de la tarde de este mismo dia, sus señorias los señores Visitadores, asistidos del Prior de esta Parroquia, del Apoderado del Venerando Baylio Comendador, salieron con mi asistencia de la Poblacion, y todos nos dirigimos al Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza, distante media legua, donde llegaron como a las tres de la misma. Y estando en ella Don Francisco de Moya Burruezo, su Capellan, reconocieron, con la devida distincion, por sus propias personas la yglesia, sachristia y demas havitaciones. Y hallaron ser cierto quanto el Prior expone en su relacion, pues todo esta sin el mas leve reparo, antes si, la obra material de dicha Hermita tiene muy recientes sus reparos, la sacristía surtida de decentes hornamentos, la Ymagen varios vestidos, todos de buen gusto y con la correspondiente custodia y seguridad. Y en la havitacion del Capellan y demas asistentes, se hallan los muebles para el servicio de cocina, no solo de estos, sino es tambien de las familias que concurren á dicho Santuario, con lo que sus señorias hubieron por conclusa esta diligencia y mandaron retirar la audiencia a la Villa de Calasparra. De todo lo qual yo, el notario, que fui presente, doy fee.”

En esa misma visita, hay una larga relación del vicario Moreno, uno de cuyos párrafos, dice:

“-Dicha Soberana Ymagen de Maria Santisima, con titulo de Esperanza, esta al presente adornada con bestido de seda color anteado y franja de plata, corona imperial y rostrillo de lo mismo, con diversas piedras en el, colocada en un trono plateado, rodeado con cuatro angeles, diversos serafines y en el sagrario de el esta la Ymagen de Maria Santisima, la Aparecida, con el mismo titulo de Esperanza. Es de talla y tiene pendiente al cuello una gargantilla de aljofar.”

También aparecen estos otros adornos:

“-En el cuerpo de dicha yglesia, que se alla adornada con cortinaje de prespectiva de diversos colores, y lo mismo el barandado y pulpito, esta una lampara de plata que dio por devocion de Don Marcos de Vrra, del abito de San Juan, y pendiente de la peña que sirve de techo à la dicha yglesia, un nabichuelo armado de velas, y seis cañas en que se ven colocados algunos milagros de cera.”

El tal navichuelo o pequeño barco debe ser exvoto de navegante, bien de la villa, bien de los que acuden como peregrinos de otras tierras. En La Santa de Totana hay uno de un galeón de la misma época, que ha estado en Caravaca, en la exposición “Místicos”.

En la sesión de concejo de 24 de febrero, se acuerda traerla para el domingo 28.

1793, en la sesión de 4 de abril, se acuerda traerla el 7. El 17, tras el logro de lluvias y canto de Te Devm y misa de acción de gracias, emprende el regreso el 21 del mismo mes.

1798, en la sesión de 3 de abril se acuerda traerla el 8. A 5 de mayo, tras el éxito y misa de gracias, se acuerda volverla el 6 del mismo mes.

1800, en la sesión de 10 de octubre, comienza el siglo XIX con una nueva rogativa el día 12, asociada a san Sebastián, por el contagio.

RESEÑA LIMITADA DE LOS SIGLOS XIX Y XX.

Como por estas fechas ya disponemos de mucha más documentación, resumiremos el tema a datos muy representativos en algún tema interesante. Veamos:

1805, en enero se inician unos autos sobre unas raterías en El Olivarejo contra Ramón Ortiz y Juan Avilés. En ellos encontramos que Avilés había sustraído, por hambre, una clavellina contrahecha, unos manteles y otros enseres a la Virgen, que se devuelven. Avilés fue penado, con el descargo aducido, a cinco años de presidio africano.

1806, se acuerda el 5 de marzo que se traiga a la Virgen, por falta de lluvia, para el 9. El 13 se dice que ha llovido, pero, al no ser suficiente, se vuelve a pedir que venga.

1807, hay sequía atroz, por lo que se pide, en la sesión de 11 de marzo, la traída para el domingo siguiente, incluyendo a los Mártires.

1808, en pleno conflicto con los franceses, a 21 de octubre, se acuerda traer para nueva rogativa, estableciendo: 6 días para la villa, 1, para la parroquia y los otros dos para mercedarios y franciscanos, cada uno pagando sus gastos.

1812, el año del saqueo francés, se trae a la Virgen el 12  de abril, para la pertinente rogativa por sequía. Sin embargo, al estar el santuario apartado del camino de Hellín, por el que se retiran los soldados, se libra del horrible destrozo que padeció la villa.

1813, en la sesión de 28 de octubre, se acuerda tres días de rogativa por el éxito de las Cortes.

1814, en distintas fechas se acuerdan tres días de rogativas: 22, 23 y 24 de marzo, por el feliz regreso de Fernando VII; y 2,3 y 4 de junio, por un feliz reinado. De todos es sabido el comportamiento perjuro del Felón en cuanto su respeto por la Constitución y los liberales.

1815, por falta de lluvias, en 19 de febrero, se acuerda traerla para el 22.

1816, la sequía pertinaz se asocia a la ruina que trajo la guerra pasada, tanta que no se sembró de otoño. Intentando hacerlo de invierno, el 7 de enero se acuerda traerla para el 14.

1818, sigue la pertinaz sequía; el 21 de marzo se acuerda que se traiga el día de la Encarnación, el 25 siguiente. En este año, se registra por A.Buendía y compañeros, un documento, que transcriben, sobre limosnas a la Virgen. En él se dice que, dado lo persistente y periódico de tercianas y dolor de costado, y que la Esperanza es tutelar y patrona, se trae en muchas ocasiones de rogativas, con el correspondiente gasto de cera y otros, dada la dejación y decadencia en que se encuentra la ermita, se pretende instalar una limosna semanal voluntaria. Se le dedica la recogida los viernes, encargando al mayordomo su colecta y administración, con obligación de entrega de cuentas, recogiendo el pormenor de lo gastado en dicho año, tanto en cera, como en garbanzos torrados, bizcochos y anises para el refresco de autoridades y anderos.

1819, en la sesión de 14 de abril, se pide traerla al domingo siguiente.

1824, se restaura la imagen pequeña, según la inscripción: “Se retocó esta efigie siendo capellán D. Pedro Andrés Torrente. Año 1824”.

1841, hasta este año, los avatares políticos van a provocar un prolongado silencio sobre santuario e imagen, lo que no quiere decir que la devoción decayera. En este año, en la sesión de 14 de marzo, se acuerda traer a la Virgen en rogativa, como remedio a la pertinaz sequía.

1847, en la sesión de 21 de abril, se acuerda traer a la Virgen como remedio de la sequía y la plaga de roya, que están acabando con los cultivos.

1854, la tarde de 29 de octubre, se trae para rogar protección por el cólera que hay en la comarca. Según recogen A. Buendía, Cassinello y Císcar, la epidemia cesó. Señalándo que el 20-ene del 55 se hizo misa de acción de gracias, retornando a la cueva el 1-jul, periodo que considero demasiado largo para una sola visita.

1855, en la sesión de 1 de mayo, se dice que se está construyendo el puente de la Esperanza, que traerá grandes beneficios a la población.

1859, en la sesión de 5 de abril, se acuerda traerla por sequía al día siguiente.

1877, en la sesión de 31 de marzo, el ayuntamiento que preside don Juan Soler Ruiz, adopta este acuerdo:

“-Considerando que el Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza pertenece al procomún de vecinos.

-Considerando que el estado de abandono en que se halla contribuye al entiviecimiento de la ardiente devocion de que tantas y tan grandes pruebas dieron en epocas anteriores los fieles cristianos de los pueblos de esta Provincia y de las limítrofes.

-Considerando vacante la Capellanía del Santuario.

-Considerando de imperiosa necesidad el mejoramiento del culto y de la conservación de aquel majestuoso recinto que se ponga al frente de su administración persona digna, por sus virtudes y sus talentos.

-Considerando que en el Señor Don Julian Lopez Clares, Cura encargado de esta Parroquial, concurren las citadas condiciones.

-Queriendo significarles el Municipio, de algun modo su agradecimiento, en nombre de este Pueblo, por su laboriosidad y celo sin limites,

-Acuerda nombrarle Capellán del Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza, quedando á cargo del Señor Presidente participal(sic) al interesado este nombramiento, para que, al aceptarlo, se sirva manifestar el dia en que ha de tomar posesión.”

1881, se funda una hermandad, encargada el el cuidado del culto, que se haya muy descuidado.

1883, en la sesión de 30 de junio se adoptan importantes acuerdos:

El Señor Regidor Síndico informa á la Corporación Municipal que hace cosa de dos años se constituyó una Hermandad con el exclusivo objeto de encargarse de la recoleccion de las limosnas que aplican los fieles para el Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza, moviéndoles a tal determinación el ver el abandono en que aquel tradicional edificio se encontraba, dandose el caso de que á pesar de los muchos años transcurridos y de las cuantiosas donaciones de los fieles, no se había efectuado la mas ligera obra de reparacion.

-Que, constituida la Hermandad bajo la presidencia del Señor Cura Párroco, en el corto espacio de tiempo que lleva de existencia se ha invertido, según cuenta de las limosnas recolectadas, más de cuatro mil reales, hecho que como publico, todo el mundo puede apreciar.

-Que el abandono mismo en que se tenía aquel edificio era causa de que los fieles no solo hayan dejado de asistir en tan considerable número como antes, si que tambien las limosnas habian decrecido, no bastando al mantenimiento del culto en aquel maravilloso Eremitorio.

-Que en todo tiempo el Ayuntamiento ha egercido la intervencion en aquella Hermita, como destinada que está al culto de nuestra Patrona y enclavada en terreno del Común de estos vecinos.

Y, por consiguiente, pedía a la Corporación se sirva acordar el nombramiento de una Comisión que intervenga en la recaudación é intervención de las limosnas que los fieles destinal al exclusivo objeto de la conservación de tan sorprendente Santuario y sostenimiento de su culto, quedando tan solo fuera de la intervención las limosnas que los fieles destinan al objeto de que se apliquen misas por su intercesión.

Y el Ayuntamiento, en su vista, acuerda: nombrar interventores para la recaudación é inversion de las limosnas destinadas por los fieles para la reparacion del edificio y mantenimiento del culto del Santuario de la Esperanza al segundo Teniente de Alcalde, Don Juan Soler Ruiz, y al Regidor Síndico, Don Francisco Martinez Corbalan Marín.”

1888, Armand reseña en su libro que en este año el párroco, don José Vivancos Clares, estableció como norma que la imagen de la patrona se trajese todos los años, para permanecer en la villa durante el mes de mayo. Con posterioridad –siempre según dicho señor- don Esteban Cuenca Navalón, párroco desde 1913 hasta 1935, estableció que la llegada fuese el último domingo de abril y la salida, el primero de junio. En 1965, según los mismos autores, se modifica la llegada, que será el 1º de mayo, manteniendo la fecha del regreso.

1913, en la sesión de 28 de abril se dice que se ha terminado la primera carretera al santuario, que facilita el acceso de vehículos, tanto de sangre como de motor. Los peregrinos de a pie y caballería siguen usando Las Escarigüelas, el viejo sendero que se desploma.

1934, en plena II República, hay un desagradable incidente en el santuario, muestra de los excesos anticlericales, protagonizado por el teniente de alcalde Eusebio González, que tiene excesos verbales, según se notifica en la sesión de 9 de septiembre. Se instruye una comisión, que no le da tiempo a presentar conclusiones, porque el triunfo de la CEDA repone el ayuntamiento derechista, presidido por Fernando Hervás, que restableció los cultos públicos, suprimidos en el periodo radical-socialista. Sus actuaciones proselitistas le harían ocupar portada del “Heraldo de Madrid”.

1937, en la sesión de 15 de junio se da cuenta de la ocupación del santuario por el Ministerio de Defensa, para dedicarlo a polvorín, con el correspondiente destacamento militar y de milicianos. En la sesión del 22 del mismo mes, los concejales comisionados dan cuentas de las reformas, aunque tanto la imagen como la ermita siguen en su ser.

1938- 1939, en los momentos de mayor furor iconoclasta, el alcalde socialista, Antonio García, “Antoñico del Salgar”, tapia las puertas del santuario y recoge las imágenes, guardadas unas por Paco del Olivarejo y otras en dependencias municipales. Según testimonio, que ya publiqué, de su nieto, Francisco Soler Gomariz, el acto revistió caracteres rocambolescos. De todas formas, una y otra imagen salieron ilesas del trágico periodo. De hecho, en la relación que hace el ayuntamiento franquista para la llamada “Causa General”, no se refleja absolutamente nada sobre el santuario.

1944, según Rosique, en su opúsculo sobre el santuario, en este año, cuatro devotos, con conocimiento del párroco, organizaron un festival taurino que recogió fondos para ampliar la placeta delante del santuario. Así mismo, consiguieron que la C.H. del Segura, construyera un fuerte muro en la ribera, para protección de avenidas.

1945, en la sesión de 9 de junio acuerda ampliar la explanada. En la de 2 de julio, se acuerda una subvención de mil pesetas para arreglar los destrozos en las devanaderas e imagen tras los sucesos de la calle Socovos, destinadas a “talla en el resto del busto, en vez de una armadura o devanaderas, como ahora tiene, en evitación a que se pueda reproducir el hecho tan desagradable que recientemente ocurrió, cuando se la llevaba procesionalmente a su Ermita”. El causante fue un cable que seccionó la imagen, creando un gran revuelo.

1948, en 17 de julio, se constituye una junta encargada de la remodelación general, según Armand, que dice que se transformaron en mayordomía.

En la sesión de 2 de octubre se autoriza al Alcalde solicitar permiso para nuevos muros a la Confederación Hidrográfica del Segura, para la ampliación del Santuario, con arreglo al artículo 22 de la ley de 7 de julio de 1911. La sesión de 2 de marzo de 1950 dice que, con fecha de 18 de febrero, la Confederación aprobó la construcción de dos muros en el Santuario, el primero, con un coste de 143.976’64 pesetas, y, el segundo, por otras 163.738’14.

1952, en la sesión de 17 de mayo se procede a la nueva declaración de Patrona a la Virgen, en acta que se trascribe íntegra:

Alcalde-Presidente.-Don José Alix Martínez. Tenientes de Alcalde.-Don Joaquín Moreno Abellán, Don Adolfo García Sánchez, Don Antonio Béjar Sánchez-Ocaña, Don Francisco Gomariz Hervas. Señores Concejales.-Don Federico Jaén Pérez Muelas, Don Manuel Pérez Pérez, Don Francisco Rubira Pastor, Don Antonio Belda Garay, Don José Rubira Pastor, Don Antonio Carrasco Moreno, Don Mario Rosique Achón. Secretario.- Don Santos Hernández Gonzalez.

“Sesión extraordinaria y solemne convocada por el Ayuntamiento de Calasparra para nombrar oficialemente Patrona de este pueblo a la Santisima Virgen de la Esperanza.-

-Desde tiempo inmemorial, Calasparra manifestó su fé inquebrantable hacia la Santisima Virgen de la Esperanza, titulada su Patrona, fé que ha ido creciendo año tras año, hasta llegar a nuestros días, pudiendo decirse hoy con orgullo que difícilmente habrá otro pueblo que sienta mas devocion y veneración por su Patrona que el nuestro. Y, por ello, este Ayuntamiento, constituido en magna y solemne sesión extraordinaria, en unión de todas las autoridades locales, Mayordomía de Nuestra Señora de la Esperanza, Asociaciones Piadosas y elementos representativos de todas las clases sociales, haciéndose eco del sentir popular, considera llegado el momento de declarar de una manera oficial Patrona de Calasparra a nuestra venerad y querida por todos, la Santísima Virgen de la Esperanza.

-En este momento, el amplio Salón de Sesiones, que se hallaba abarrotado de público, prorrumió espontáneamente en vítores de entusiasmo hacia la Virgen de la Esperanza, vítores que sirvieron de sello y rúbrica de este acta, con lo que quedó nombrada para siempre Patrona del pueblo de Calasparra la Virgencita de la Esperanza, como cariñosamente todos la llamamos.

-Con ello se dio por terminado tan emotivo acto, no sin antes pedirse por el Señor Cura Párroco a la Santísima Virgen continue derramando, como hasta aquí, su divina gracia y protección para los hijos de Calasparra, presentes y ausentes, que tanto la quieren, y, rezando a continuación tres Ave-Marías, con la invocación de “Virgen de la Esperanza, Patrona de Calasparra, protege a tu pueblo”.

-Tambien se acordó que de este acta se saquen dos copias, para que se exponan, una en el Santuario de la Patrona, y otra, juntamente con una ampliación de la Virgen, en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento.

Calasparra, a las veintiuna horas del día diecisiete de Mayo de mil novecientos cincuenta y dos.

Seguidamente se suscribió este acta por el Señor Alcalde y Concejales que integran el Ayuntamiento y Secretario; por el clero, el Señor Cura Párroco, Don José García Candel, y coadjutores, Don Francisco Chicheri y Don Antonio Soler. La Mayordomía de la Virgen, Organizaciones Piadosas, autoridades locales y demás asistentes al acto. De todo lo cual yo, el Secretario, doy fe.”

En la sesión de 4 de junio se declaró festivo el 8 de septiembre, fecha en que se celebra aquí a Nuestra Señora de la Esperanza.

1963, se restauran las imágenes por Sánchez Lozano en su estudio en Torre de la Horadada.

1978, Juan José Álvarez Buendía realiza nueva restauración a fondo.

1996, hasta aquí llego con la reducida reseña de los tiempos recientes. He creído importante cerrar este capítulo con la fecha del 8 de septiembre se produce el multitudinario acto de la Coronación Canónica de la Imagen. En él, celebrado en el Coso de la Caverina, don Javier Azagra Labiano, obispo de Cartagena, procedió a colocar en las sagradas sienes la magnífica corona y diadema realizada por el artista sevillano Fernando Marmolejo Camargo. Con la asistencia de las principales autoridades regionales y locales. De esta forma se ponía broche de oro a unas largas celebraciones, que borraron los amargos días de julio del 94, cuando, en la madrugada del 6, hubo que traer la santa imagen a toda prisa, para salvarla de las llamas devoradoras del incendio iniciado en Moratalla.

Marcial García García,

correspondiente de la

Real Academia Alfonso X el Sabio.

BIBLIOGRAFIA

-Fray Pablo Manuel Ortega, “Descripción Corográfica”, edición de José Ortega Lorca, ed. Real Academia Alfonso X el Sabio, Murcia-1994.

-Armand Guillén, Luis, “Bosquejo histórico de la devoción a Nuestra Excelsa Patrona la Virgen de la Esperanza”, Imprenta “Casa del Sacerdote”, Murcia-1958.

-Rosique Bartolomé, P., “Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Esperanza”; Nogués-1968, Murcia.

-Álvarez Buendía, G.,  et allii, “Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza. Calasparra (Murcia)”, Ed. Fundación del Santuario, Calasparra-1996.

-García García, Marcial, “Culto público, devoción privada”; Iltmo. ayuntamiento y R.A. Alfonso X el Sabio, Calasparra-2008.

-García García, Marcial, “La Limpia Concepción de Calasparra”, Iltmo. Ayuntamiento; Calasparra-2004.

-Torrente Rodríguez, Alonso; “Verde Esperanza”; ed. del autor, Granada-2014.